DIANA
Diana, para mí era esa mujer que un ocho de marzo vi entrar con su metro ochenta, su pelo rubio platinado, su porte increíble, su cara de alemana y que me dejó pasmada a mis once años. La que me dió los mejores consejos de mi vida, la que me contó la vida más interesante, la que supo guardar muchos de mis secretos. Mi tía. La que el 23 de octubre del año pasado no se quiso ir porque quería ver quién ganaba las elecciones. La mujer que quiso una celebración en su despedida.
Diana era eso, todo eso junto.
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