sábado, 25 de febrero de 2012

Nueva Mujer, Mirta henault

                                         NUEVA MUJER                                                                                   Mirta  Henault
Hace pocos días recibí por correo electrónico una nota de Magui Bellotti, manifestándome en nombre de ATEM (Organización feminista) su interés por la publicación de una nota en BRUJAS, revista de la entidad, sobre la existencia del feminismo socialista en Argentina. Le respondí a Maggi que las BRUJAS existen: Yo había pensado tomar y desarrollar el tema. Ahora me doy cuenta que la forma de encararlo me llevó a preguntarme sobre el carácter ideológico del grupo que impulsé a formar allá a fines de los años 60 y principios de los 70.

VIENTOS DE CAMBIO

En esos tiempos nuestro país bullía con perfil contestatario. El presidente militar de turno se enfrentaba con sectores sindicales y grupos de izquierda que reclamaban la vuelta del derrocado presidente Perón. En realidad había varios ejemplos exitosos de descolonización con métodos violentos y tinte marxista en distintos puntos del mundo. China, Viet Nam, Argelia y el más reciente y cercano: Cuba. Allí además triunfaba un perfecto héroe argentino, el Che Guevara.

Años antes, mientras vastas regiones del planeta se recomponían de la sangrienta segunda guerra mundial, semillas de liberación brotaban contra los antiguos colonizadores, países hegemónicos debilitados, en distintas regiones de Oriente y Occidente.

Grandes líderes militares y políticos eran ejemplos a seguir en las ideas de cambio reverdecidas: Mao Tse Tung, lleva al pueblo Chino a la victoria con el modelo económico marxista, acompañando hasta cierto punto los ideales de la revolución rusa; Ho Chi Min, otro dirigente político militar con principios marxistas, y la guerrilla del Viet Kong, logran la gran victoria desalojando a los soldados norteamericanos, despues de haber expulsado a los franceses. Ben Bella y otros dirigentes son vencedores de los colonizadores franceses.

El proceso de descolonización aceleró cambios culturales y la entrada en escena de nuevos actores sociales en todos los continentes. Tambien los países de Occidente van a ser escenario de importantes movilizaciones. El mayo frances, las guerrillas anarquistas
en Italia y Alemania, la resistencia contra el franquismo en España, derrocamiento de la dictadura en Portugal durante la revolución de los claveles.
En el planeta corren vientos de esperanzas aunque no siempre se cumplen. O se cumplan de manera impredecible. En Estados Unidos estalla el movimiento contra la segregación racial. Millares de personas acompañan al pastor Luther King en su sueño, tambien el movimiento estudiantil tiene garras. Avanzan las mujeres con sesgo revolucionario y se visibiliza el autoritarismo masculino en la heterosexualidad compulsiva, la discriminación de las mujeres, los pobres, los diferentes al paradigma de occidente.
Marchas y contramarchas de los pueblos para lograr la liberación de sectores largamente sometidos al afán de dominación de los poderosos hombres blancos hegemónicos en el poder. Por lo general expoliador y violento. Y patriarcal.
Las mujeres retoman el impulso que las había llevado a principios del siglo XX a reclamar sus derechos a la ciudadanía. Pero no era suficiente: la rebelión de las mujeres exigía cambios culturales que llevaran a cuestionar el poder masculino. En todos los terrenos: económico, social y político. Era necesario profundizar la histora, revisar las ideologías, modificar leyes y costumbres. En fin, cambiar el mundo. El feminismo, teoría y práctica de las mujeres en defensa de sus derechos, hizo escala en vastas regiones del planeta.
La acción reivindicativa de las mujeres también llegó a nuestro país. Llegó en un momento de circunstancias sociales complejas, difíciles y peligrosas. Pero la presencia de las mujeres se hizo sentir, aunque no fue masivo. Con el tiempo y mucho esfuerzo la acción de las mujeres dio frutos. Muchas cosas cambiaron desde entonces.
Comenzaba la década del 70. Los conflictos con los militares aumentaban. La violencia cobraba vidas, la censura de los medios de comunicación, la vigilancia de las ideas, volvía legítima la contestación. Grupos de acción y grupos de estudio abundaban. La gente estaba harta de uniformes y mordazas. Por lo general las mujeres, aunque en minoría, acompañaban a los activistas. Era difícil discutir con los varones provistos de teorías prestigiosas legitimadas por ellos.
Entonces llegó providencialmente a mis manos un trabajo de Juliet Mitchell, psicoanalista inglesa: "Las Mujeres la Revolución Mas Larga". Y me cambió la cabeza. Las palabras de la autora desnudaban la realidad de las mujeres en los
grupos de izquierda. Comprendí , sin previo aviso, mi propia realidad. Y no solo por las actitudes de los militantes sino por las bases mismas de las teorías marxista. Estas cuestionaban el capitalismo depredador pero ignoraban a las mujeres como personas y como actoras del cambio, a pesar de que muchas a lo largo de la Historia, y aún en esos momentos, se jugaban la vida por ideales, tal vez no los suyos.

Y ocurrió lo que con frecuencia ocurría. Convoqué a algunas compañeras para participarles de la nueva forma de encarar desde un punto de vista diferente una crítica a los viejos modelos conocidos. De hecho ya hablábamos de feminismo.

Eramos muy pocas: Regina, Juanita, María Ines y yo. Pocas, ¿no? Sin embargo, ahí estábamos en la oficina de Regina intentando saber y hacer saber que existía otra forma de modificar la existencia de oprimidas y oprimidos. Era la percepción de que la subjetividad femenina estaba cambiando.

Ya en los sesenta los individuos se sentían incómodos en la antigua uniformidad En los países hegemónicos y en los continentes pobres. De manera distinta, según la cultura heredada, trataban de zafar las viejas consignas. La cuestión era cuestionar todo: se iniciaba la modernidad. Despues los cambios se volverían impredecibles, riesgosos y contingentes. Los hombres percibieron su individualidad y las diferencias. Pero entonces ocurrió algo más grave para desestabilizar su autoestima y las instituciones : las mujeres quisieron, necesitaron, ser personas. No solo para votar, eso ya lo habían conseguido, sino para dirigir sus vidas sin tutelaje.

No era la primera vez que las mujeres quisieron un destino propio. En la Historia misógina de los hombres aparecen de vez en cuando generaciones de mujeres ávidas de independencia. Por lo general los hombres se encargaron de ponerlas en vereda. De distintas maneras, por violencia, burlas, seducción, engaños, dominaron a las pretenciosas y sus seguidoras, que no eran pocas.

Pocos síntomas de rebeldía de las mujeres aparecen en las páginas y páginas que los hombres escribieron para narrar sus propias hazañas. Pero ellos mismos han dejado suficientes signos de la acción de las mujeres en el planeta. Pero no es tan fácil reconocer acciones y reacciones de las mujeres, entre tanta cháchara ensalzando a los héroes en todas las artes de autoalabanza varonil. Especialmente de guerras y conquistas.

Sin embargo, sabemos hoy que en distintas épocas y diferentes lugares hubo mujeres y colectivos de mujeres que abierta o subrepticiamente enfrentaron a los varones en el poder y lograron mejorar situaciones que las perjudicaban. De todas maneras  las mujeres tambien construyeron realidad.

Aunque no siempre ganaron sus causas. Desde las mujeres de sociedades matriarcales en la antigua Grecia hasta la revolución industrial de Occidente en los siglos XVIII y XIX. Entonces las mujeres exigieron entrar a las universidades, ganar dinero por su trabajo y el derecho de votar.

América Latina no estuvo ajena a la influencia de la teoría y práctica de las mujeres que exigían sus derechos. En Argentina la acción de las mujeres estuvo ligada a movimientos y partidos contestarios de los gobiernos conservadores: anarquistas, socialistas, sindicalistas se unían para dar mas fuerza a sus reclamos. Lograron hacer reformar leyes aunque no llegaron a conquistar el voto.

Cuando el grupo Nueva Mujer entra en escena muchas mujeres acompañaban a los grupos de varones que se arriesgaban a enfrentar a militares y civiles represivos. Pero las mujeres de Nueva Mujer no estaban solas en su crítica al patriarcado. En ese tiempo ya existía UFA, Unión Feminista Argentina, un grupo más numeroso y sólido que Nueva Mujer. Ya contaba con local, biblioteca y relaciones internacionales. Las periodistas de La Opinión: Tununa Marcado y Felisa Pinto publicaron en el diario una gacetilla comentando su existencia y su número de teléfono.

Fue una buena noticia. Despues de una reunión con Nelly Bugallo y otra compañera, Nueva Mujer resuelve adherir sus actividades a UFA. En principio constituiría su propia editorial para propagandizar la ideología feminista. Se daba por descontado que UFA y Nueva Mujer eran organizaciones formadas exclusivamente por mujeres.

El comienzo de los 70 fue de gran actividad. Se organizaron reuniones de concienciación cerradas y reuniones con invitación de público para debatir un tema al que pocos se animaban en el país: la sexualidad.

La editorial Nueva Mujer publicó un libro: LAS MUJERES DICEN BASTA y un folleto Mitología de la Femineidad escrito por un psicólogo social chileno Jorge Gissi, artículo reproducido de "Cuadernos de la realidad nacional", l972, N° ll. Universidad Católica de Chile.

Quisiera recordar a algunas mujeres que dejaban en UFA horas y horas de su vida tratando de abrir nuevos caminos para las mujeres de su época: Gabriela Christeller, Leonor Calvera, Marta Miguelez, Libertad Dimitropulos, Sara Torres, Nelly Bugallo y otras cuyo nombre he olvidado. María Luisa Bemberg y Safina Newbery ya no estan con nosotras.

Eran momentos de gran actividad de teoría politica de las mujeres en Estados Unidos y Europa. De donde llegaron varias mujeres a explicarnos sus acciones. Luchaban por el aborto libre y otras reivindicaciones que lograron. La situación en Argentina no daba para tanto. De todas maneras algo se intentó.

La lucha ideológica de los grupos, la represión violenta de una organización, las AAA (Alianza Anticomunista Argentina), contra los disidentes creaban un clima enrarecido en la población. La violencia estaba en las calles y en el accionar de muchos jóvenes dispuestos a todo. Por supuesto, las filas del feminismo no podían permanecer impermeables al clima reinante. Tampoco había experiencia para continuar en medio de tanta violencia represiva.

Nueva Mujer, un grupo de mujeres proclives al cambio saludable del feminismo, no podía subsistir por sus mismas contradicciones: el patriarcado de raíz marxista, aunque cuestionara el capitalismo, no había tomado en cuenta a las mujeres, por lo tanto se transformaba en un escollo para la "liberación de las mujeres" según el cambio ideológico que yo misma había experimentado Pero estaba suficientemente internalizado en otras compañeras para tolerar su cuestionamiento político. Solo quedó a mi lado Regina Rosen, una amiga querida que lamentablemente ya no está. Gracias a su ayuda se publicaron el libro y el folleto. No era poco en ese tiempo.

Yo continué un tiempo yendo a las reuniones de UFA y realizando algunas actividades hasta que un día al volver a casa encontré un aviso de las AAA amenazándome de muerte. Lo que sigue es otra historia.

PROLOGO de LAS MUJERES DICEN BASTA, tal vez el primer libro feminista publicado en la región.

Nosotras, integrantes del grupo feminista Nueva Mujer, adherido a UFA (Unión Feminista Argentina) pretendemos a partir de este volumen desarrollar los distintos temas que atañen a la problemática de la mujer en todas sus estructuras.

1°) Como ser biológico en la maternidad

2°) Como reproductora de lafuerza de trabajo en sus tareas domésticas.
3°) En la producción social.

4°) En su sexualidad.

Creemos que estas estructuras forman parte del condicionamiento que la sociedad ha impuesto a las mujeres y desde ningún punto de vista - ni biológico ni psicológico- son el resultado de su "naturaleza".

Por lo tanto, consideramos fundamental elevar la conciencia de nuestras hermanas, cuales han sido y son las causas y los resultados de ese condicionamiento que nos han llevado a ser el sector colonizado de la humanidad.

Para comenzar estas publicaciones hemos elegido los trabajos de feministas que en estos momentos realizan actividades en el Movimiento de Liberación de la Mujer.en distintos países.

Mirta Henault: argentina, en su trabajo realiza un análisis de la situación de las mujeres a traves de los grandes cambios ocurridos en la historia moderna.

Peggy Morton, de Toronto, plantea la evolución de la familia a partir de la revolución industrial y sus pensamientos hacia el futuro.

Isabel Larguía, argentins (radicada en Cuba) desarrolla, a partir de la teoría de Marx, una explicación socio económica de las causas de la inferiorización femenina que determinaron su diferenciación caracterológica

Creemos que esos trabajos resultarán útiles para una toma de conciencia de la realidad de nuestra opresión. Pero al mismo tiempo que esa realidad pueda ser cambiada.

A nosotras corresponde realizar el cambio.

¡HAGAMOSLO!



 

2 comentarios:

  1. Hola yo tengo libreria en Mar del Plata y quisiera contactarme con Mirta Henault para comentarle que poseo una cantidad de su libro "De la rueca a la red" por si llegasen a interesarle.
    Mi mail es libreriapalito_lucio@hotmail.com

    Muchas Gracias.

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  2. Yo tengo el libro "las mujeres dicen basta" pero no tiene la fecha de la publicación, quisiera preguntarles si me pueden aportar el dato

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